LA EUTANASIA EN EL ECUADOR, PARTE 2

“DEFINICIÓN ACTUAL Y CONCEPTOS SIMILARES”

Por: David Crespo Crespo

Una vez explicada la evolución histórica del concepto de “eutanasia” en la entrega anterior, se puede decir que, actualmente y en forma general, se entiende por eutanasia el hecho de dar muerte a una persona en estado de salud grave e irreversible, tomando en cuenta que dicha acción u omisión podría ser legalmente sancionada o no, dependiendo de las circunstancias en que se dé y el ordenamiento jurídico que la regule. Los elementos comunes que identifican la realidad a la que se refiere el término eutanasia serían, según Sambrizzi[1]:

  • La conformidad o consentimiento de la persona que pide la muerte.
  • La existencia de un móvil compasivo.
  • La existencia de una enfermedad terminal que produzca graves padecimientos.
  • La intervención de dos personas: la víctima y la persona que le da muerte.
  • La intervención de un médico como requerimiento esencial.

 

En el campo médico, la Declaración de la Asociación Médica Mundial sobre la Eutanasia, adoptada por la 38º Asamblea Médica Mundial, en Madrid, España, en octubre de 1987, definió a la eutanasia como: “El acto deliberado de poner fin a la vida de un paciente, aunque sea por voluntad propia o a petición de sus familiares”[2] añadiendo que ésta “es contraria a la ética”. Ello no impide al médico respetar el deseo del paciente de dejar que el proceso natural de la muerte siga su curso en la fase terminal de su enfermedad"[3]. Como se aprecia y acorde a lo que varios autores afirman, “La vida se ha entendido siempre en un sentido más amplio que su dimensión meramente biológica[4].

En el contexto ético, Raúl Garza Garza la define como “el hecho de provocar una muerte fácil y sin dolores a un paciente que está próximo a morir por causa de una enfermedad terminal”[5], lo que se entiende como la liberación de sufrimientos a una persona, mediante la finalización anticipada de su vida, en circunstancias en las cuales no existen esperanzas de mejoramiento.

Entendido el concepto actual de eutanasia, es necesario también analizar conceptos similares que ayuden a clarificar otro tipo de situaciones con características parecidas a la eutanasia, como son la ortotanasia, la distanasia, la adistanasia, la cacotanasia y el suicidio asistido.

La definición de ortotanasia viene de los prefijos “orthos” que significa “recto” y “thanatos” que significa “muerte” y se refiere a una “muerte correcta y a su tiempo” sin abreviaciones tajantes y sin prolongaciones del proceso de morir utilizando medios desproporcionados y extraordinarios para evitarla. Es el derecho de la persona a morir con dignidad, acompañado de la exigencia ética de auxiliar a quien lo procura humanizando su proceso de muerte, aliviando sus dolores con medios ordinarios y proporcionados. A diferencia de la eutanasia “no pretende poner término a la vida de un paciente” [6].

La palabra distanasia por su parte, se refiere a una “deformación del proceso de muerte”, de prolongación, de dificultad, y significa la prolongación exagerada del proceso de muerte de un paciente aproximándose al encarnizamiento o ensañamiento terapéutico, porque crea una muerte cruel al enfermo, inhumana y antinatural[7]. Se opone por tanto a la ortotanasia y, según Niño, está en contradicción con la eutanasia resolutiva activa puesto que consiste en prolongar la vida vegetativa de un individuo, echando mano en ello, de los medios extraordinarios de reanimación con que hoy cuenta la ciencia médica. Alcalá la define como el conjunto de cuidados médicos que se administran a un enfermo desahuciado y en fase terminal, con el fin de retrasar lo más posible una muerte inminente o inevitable[8]

Por otro lado, la adistanasia o antidistanasia se refiere a “la no-prolongación irrazonable del proceso de muerte del paciente”[9],  y consiste en la acción por medio de la cual se desconecta a un enfermo que sobrevive gracias a aparatos artificiales. En términos generales, consiste en dejar de proporcionar al enfermo los medios que sólo conducirían a retrasar una muerte ya inminente, y equivale a respetar el proceso natural del morir. Se caracteriza por la omisión o retirada de medios extraordinarios o desproporcionados para prolongar artificialmente la vida de un enfermo terminal, o cuando se suspenden los tratamientos dinastásicos que se aplican a un paciente que se encuentra vivo solamente gracias a éstos.

Algunos autores como J. Gutierrez y Martínez Baza, son más específicos al definir la adistanasia y señalar que “Es permitir la muerte en paz, a un paciente inconsciente, que no tiene esperanza de recuperación retirando los medios extraordinarios o desproporcionados que le prolongan artificialmente la vida; se mantienen vivo, porque sus funciones respiratorias y de circulación son artificiales”[10].

Con relación a la cacotanasia, ésta viene del griego “kakos” que significa malo, y el ya citado “tanathos”, referente a muerte, lo cual equivaldría a imponer la muerte sin contar con la voluntad del enfermo terminal, requerida para que se de una auténtica eutanasia o eutanasia resolutiva activa[11].  David Rodríguez y Vailhen Arias, en su trabajo Acciones y omisiones de la práctica médica en el final de la vida”, equiparan a la cacotanasia con una eutanasia involuntaria, es decir, cuando no se conoce la voluntad del paciente y, por decisión médica o familiar, se da fin a su vida[12]. La “Declaración sobre la atención médica al final de la vida”, realizada por la Facultad de Medicinas, Ciencia y Farmacia de la Universidad de Navarra denominan a la cacotanasia como la aplicación del “cocktail lítico”, consistente en administración de fármacos, generalmente por vía endovenosa, con el objetivo común de abolir la conciencia y acortar la vida, llevado a cabo de manera brusco y no gradual, generalmente sin participación del enfermo, a petición de la familia o por decisión del equipo terapéutico[13].

El profesor Omar Franca Tarragó, miembro de la Universidad Católica del Uruguay en su análisis “Las formas de morir valoradas por la ética”, ubica a la cacotanasia en la situación de un homicidio por gracia, recordando la época del nacional socialismo nazi, cuando “el uso del cóctel lítico en dosis tóxicas, con la intención premeditada de provocarle la muerte a un enfermo”[14] se consideraba como una forma de eutanasia. 

Finalmente, el suicidio asistido se refiere al apoyo directo al paciente que quiere terminar por sí mismo con su vida. Consiste en procurarle al paciente los elementos necesarios para que logre su cometido.  Pueden existir innumerables complicaciones en este punto, porque quien asiste al suicida se convierte en cómplice del acto que quita la vida a un ser humano, por lo cual el separarlo o diferenciarlo de la eutanasia resulta fundamental. La diferencia con la auténtica eutanasia resolutiva está en la provisión al paciente de los elementos con los cuales terminar su vida, siendo el médico un mero facilitador y no un ejecutor material del acto que pone fin a la vida, como en el caso de la eutanasia resolutiva activa.

Habiendo quedado claro el concepto de eutanasia y varios términos que podrían confundirse, en la siguiente entrega se analizará la situación actual de la eutanasia en el Ecuador y la relevancia social de que esto sea regulado en el mundo moderno.

[1] Eduardo Sambrizzi. Derecho y eutanasia, Fondo Editorial de Derecho y Economía, Buenos Aires, 2005, pp. 16-22.

[2] Asociación Médica Mundial. Declaración sobre la Eutanasia, Internet. www.wma.net/s/policy/e13b.htm. Acceso: agosto-2006.

[3] Ídem.

[4] Hernán Gringo, Michael Hans, Cristoph Wild y otros. Conceptos Fundamentales de la Filosofía, Tomo II, Barcelona, Herder, 1979.

[5] Raúl Garza Garza. Bioética: La toma de decisiones en situaciones difíciles, México D.F.Trillas, 2000, p. 240.

[6] Javier Fernández Gafo. 10 palabras claves en Bioética, Navarra, Verbo Divino, 1997, pp. 100.

[7] Javier Fernández Gafo. 10 palabras claves en Bioética, Navarra, Verbo Divino, 1997, p. 100.

[8] Luis Fernando Niño. Eutanasia, morir con dignidad: consecuencias jurídico penales, Buenos Aires, Universidad, 1994, p. 85. r

[9] Javier Fernández Gafo. 10 palabras claves en Bioética, Navarra, Verbo Divino, 1997, p. 101.

[10] J. Gutiérrez y Baza Martínez. Trabajo presentado en el XVII Congreso Internacional de la Academia de Medicina Legal. Internet.  www.vidahumana.org/vidafam/eutanasia/deontologia.html. Acceso: agosto-2006

[11] Javier Fernández Gafo. 10 palabras claves en Bioética, Navarra, Verbo Divino, 1997, pp. 115-116.

[12] David Rodríguez y Vailhen Arias. Acciones y omisiones de la práctica médica en el final de la vida. Internet. infodoc.inserm.fr/.../2727200a6629062c80256cf70059a99f/$FILE/ATTTG5VH/Texto%20integral.pdf. Acceso: agosto-2006.

[13] Organización Médica Colegial y Sociedad Española de Cuidados Paliativos. Declaración sobre la atención médica al final de la vida, Internet.  www.unav.es/cdb/secpal1.html. Acceso: febrero-2008

[14] Omar Franca.Tarragó. Las formas de morir valoradas por la ética, Internet. www.ucu.edu.uy/etica. Acceso: febrero 2008.

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